lunes, 14 de noviembre de 2011

Crisis Inflacionaria y Deflacionaria: Causas, Consecuencias, Medidas de Reversión y Políticas Monetarias, Fiscales y Salariales que se llevan a cabo

Ana Karen Dávila Colín                
 Teoría Económica                      
14 Noviembre 2011


TRABAJO INTEGRADOR 2

Crisis Inflacionaria y Deflacionaria: Causas, Consecuencias, Medidas de Reversión y Políticas Monetarias, Fiscales y Salariales que se llevan a cabo.


En México, desde el 2008 se ha vivido una etapa de dificultades económicas. La crisis que comenzó en Estados Unidos ha afectado a toda Latino América, pero a México como a ningún otro país por ser el vecino más cercano y dependiente de la economía americana.

La crisis actual se determina deflacionaria ya que el problema no es que haya “demasiado” dinero circulando en el país, sino todo lo contrario, no hay dinero, la gente no gasta lo suficiente para mantener una economía activa. Y en parte, la gente tiene razón, pues en una economía en donde el dinero vale más por lo que es que por lo que puedes conseguir con él, cualquiera preferiría ahorrar y esperar a que los bienes incrementen su valor para obtenerlos.

Como ya se sabe, existen dos tipos de crisis económicas relacionadas a la inflación, una crisis inflacionaria o una crisis deflacionaria.  

Se conoce por inflación al aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios de un país. Existen tres tipos principales de inflación, denominadas principalmente por las razones que la ocasionan. La primera es la inflación por consumo o por demanda, en donde los precios aumentan si la demanda excede la capacidad de producción o los niveles de exportación. En otras palabras, obedece a la ley de la oferta de la demanda. La segunda es la Inflación por costos, la diferencia recae en que los precios que aumentan no son los de los bienes de consumo directamente, sino las materias primas y esto da lugar a que los productores incrementen sus precios para mantener su margen de ganancias.
La tercera y última es la Inflación autoconstruida, en donde se prevé la inflación y los precios se van incrementando gradualmente para que no haya un impacto mayor.

Para medir el crecimiento de la inflación se utilizan índices, que reflejan el crecimiento porcentual de una canasta de bienes ponderada, en México se le llama INPC (Índice Nacional de Precios al Consumidor).

La crisis inflacionaria, como su nombre lo indica, se trata del aumento de precios descontrolado, al punto de llevar a un país a la desestabilización económica además de traer efectos a éste como: disminuir la calidad de vida de los ciudadanos, disminuir la producción de bienes por falta de demanda, aumentar el desempleo por la falta de producción y en general un aumento de problemas del tipo social. De igual forma se devalúa la moneda afectando a todas aquellas personas de ingresos fijos y bajos y a los acreedores que reciben pagos sin un respaldo sólido. Y finalmente, lo más común es que durante una crisis el gobierno tenga que recurrir al préstamo de dinero extranjero, aumentando la deuda externa y comprometiendo el futuro del país.

Para detener la inflación se toman algunas medidas relacionadas con diferentes políticas para disminuir el gasto y la demanda pública, como por ejemplo:

En la política monetaria los bancos centrales tienden a incrementar la tasa de interés de la deuda pública. De esta manera se incrementan las tasas de interés en los préstamos al consumo (tarjetas de crédito, hipotecas, etc). Al aumentar las tasas de interés del consumo, se frena la demanda de productos. El lado negativo de este control es que al frenar la demanda de productos, se frena a la industria que los produce, lo cual puede llevar a un estancamiento económico y desempleo. Por otro lado, se procura bajar los precios de las mercancías.

En la política fiscal lo que se hace es subir los impuestos para disminuir el gasto público y disminuir la demanda.

En la política salarial, se disminuyen los salarios de los trabajadores para, igualmente, disminuir la demanda de productos.

En general en una crisis inflacionaria se busca disminuir la demanda y fomentar el ahorro para permitir que la economía se estabilice de nuevo y vuelva a existir un balance entre oferta y demanda.

Lo ideal sería que los bancos centrales y el gobierno pudieran controlar y mantener la balanza comercial para que no haya inflación y no se den éste tipo de crisis, ni ningún tipo de crisis, pero eso es mucho más complicado de lo que parece.

Cabe mencionar que la inflación y deflación son situaciones comunes y normales dentro de una economía que deben suceder de vez en cuando. El problema llega cuando la inflación o deflación aumenta continuamente hasta salirse de control y llevar la economía nacional a una inestabilidad y crisis.

La crisis deflacionaria se caracteriza por la bajada generalizada y prolongada del nivel de precios de bienes y servicios. Es el fenómeno contrario al de la inflación. El proceso deflacionario se origina por insuficiencia de la demanda o exceso de oferta (superproducción). En ambos casos el resultado es el mismo. La falta de demanda o consumo genera que los comerciantes deban reducir sus precios, para así, poder cubrir sus costos fijos. El problema dentro de esta situación económica es que el dinero tiene mayor valor (precio) en sí mismo que utilizándolo para consumo. Es, en este contexto, donde la economía entra en una especie de “enfermedad”.

Una crisis deflacionaria, se da cuando hay una reducción de precios gradual y continua. No se toman en cuenta las caídas de precios puntuales, que como se mencionó anteriormente, son normales para cualquier economía. Y aunque parece todo lo contrario, los efectos de una crisis deflacionaria pueden resultar mucho peores que los de una crisis inflacionaria.

En México, la crisis deflacionaria comenzó en el 2008 debido a la alta dependencia de la economía mexicana en su comercio exterior con los EE.UU. El desempleo abierto en México subió a 4,06% en enero de ese año,  y solo en enero de 2009, 336 mil personas se quedaron desempleadas en México. La debilidad de las finanzas del gobierno mexicano altamente dependientes del precio del petróleo y la constante caída en la producción de este recurso repercutieron en la elevación de impuestos como el IVA y el ISR y la instauración de impuestos nuevos. Desafortunadamente estos ingresos no se destinan a inversiones productivas sino exclusivamente a mantener la estructura gubernamental. El 2009 fue especialmente difícil para la economía mexicana ya que se vio principalmente afectada por la epidemia de AH1N1 que hubo. El turismo, tercera fuente de divisas para el país,  disminuyó en un porcentaje significativo que afectó las expectativas de crecimiento económico que se habían establecido. 

Para sanar la deflación se utilizan diferentes políticas monetarias, salariales y fiscales. Entre las primeras podemos encontrar, por ejemplo: controles de cambio, devaluaciones controladas y disminución en las tasas de interés, con el fin de que la gente gaste más.

En la política salarial se dan aumentos de salario por decreto; sin embargo estos aumentos de salario, que pretenden incentivar la economía haciendo que los ciudadanos gasten, no siempre tienen los resultados esperados ya que, especialmente en México, la gente prefiere comprar productos extranjeros que productos nacionales e incluso viajar al extranjero para adquirirlos.

En lo que concierne a herramientas fiscales, se interviene mediante un aumento del gasto público y la reducción de los impuestos. De esta manera, se incentiva al consumo a través de un descenso en el “precio del dinero”.

En conclusión, lo importante como país es poder mantener una balanza equilibrada, que las importaciones y exportaciones se encuentren al mismo nivel, e incluso las exportaciones un poco por encima.  Las crisis económicas, sin importar su clasificación representan un problema más allá del económico, ya que cuando un país cae en crisis no resulta siempre sencillo salir de ella y lo más triste es que los afectados son los ciudadanos, sobre todo los de ingresos comunes y corrientes (fijos y/o bajos), es decir, en México, la gran mayoría de la población y no pueden hacer mucho por ayudarse a sí mismos. Lo que le queda a cada quien como afectado es seguir la corriente y disminuir los gastos y en caso de haber inflación o hacerse de cosas valiosas en caso de haber deflación (aunque resulte incoherente, lo principal es que el dinero no deje de circular).

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